El Nacionalismo de Rosas En el marco de una profunda guerra civil entre unitarios y federales, y ante la conmoción nacional que produjo el asesinato del prestigioso caudillo federal Facundo Quiroga, el 7 de marzo de 1835 la Sala de Representantes de la ciudad de Buenos Aires nombró a Juan Manuel de Rosas como gobernador de la provincia de Buenos Aires con la suma del poder público y por un período de cinco años. El día 13 de abril asumió con el encargo de las Relaciones Exteriores, ejerciendo un mandato enérgico y decididamente patriótico que se prolongará a lo largo de diecisiete años ininterrumpidos. Su política nacionalista chocaba abiertamente contra los intereses imperialistas de las principales potencias mundiales europeas. El 18 de noviembre de 1835 Rosas dictó la Ley de Aduanas, de espíritu proteccionista, en la cual se estableció una serie de impuestos aduaneros de entre el 15 y el 50% sobre artículos importados que el país era capaz de producir o que eran de lujo. El hecho financiero más trascendental de su gobierno fue la liquidación del Banco Nacional, la principal institución crediticia creada en 1826, que era manejada por agiotistas ingleses en connivencia con los prohombres del círculo unitario rivadaviano. El 30 de mayo de 1836 Rosas dispuso su cierre y fundó el actual Banco de la Provincia de Buenos Aires ya que, en su concepción, el Estado era el único que podía y debía garantizar la moneda circulante. La Ley Agraria, sancionada el 10 de mayo de 1836, desconoció la hipoteca que pesaba sobre la tierra pública a favor de los ingleses como consecuencia de la ignominiosa primer Deuda Externa contraída en 1824 por Bernardino Rivadavia con la compañía financiera Baring Brothers. A su vez, Rosas procedió a la venta de tierras públicas detentadas por enfiteutas y especuladores terratenientes que se negaban a pagar un canon justo para renovar la concesión de sus tierras, impulsándose toda una política de colonización de tierras en pequeñas fracciones, con asistencia estatal para sus pobladores. Por el decreto del 31 de agosto de 1837 estableció la prohibición de la extracción de oro y plata en el país, algo muy codiciado por Inglaterra, Estados Unidos y Brasil, que buscaban cubrir sus quebrantos financieros a costa de nuestras reservas metálicas. El sistema de exclusiva navegación nacional puso fin al sistema de libre navegación de nuestros ríos, sentando las bases para el desarrollo de una marina mercante. Todas estas medidas generaron un extraordinario progreso a lo largo de todo el país, un gran desarrollo industrial y agropecuario. Por la prosperidad lograda, los salarios de la Confederación Argentina estaban entre los más altos del mundo. Era una Nación orgullosa de su propio destino. |